Este viaje por encontrar el mejor Chile en Nogada nos llevó al corazón de la Portales, al restaurante El Convite, una fusión entre fonda-bistro y bar con una larga tradición de ser un centro no solo gastronómico, sino además cultural, al sur de la ciudad.
La especialidad del lugar son las pastas y el jazz, y se ha convertido en un importante promotor de este género en la Ciudad de México.
Así que venimos a probar su famoso Chile en Nogada.
El Chile en Nogada Chilango.

De primera mano, podemos decir que el encanto del Chile en Nogada del Convite es que es un chile muy chilango.
Sin capear y con una nogada que combina nuez de castilla con nuez pecana, común en la receta de mediados del siglo XX en la Ciudad de México.
El relleno recuerda a la comida casera que hacían las abuelitas por esas fechas, un relleno abundante donde todo está tan integrado que no se sienten los sabores y texturas de los diferentes ingredientes.
Tal vez por eso, el chile está crocante, intencionalmente para darle una textura diferente que contraste con el relleno.

El blanco de la nogada.
La nogada no es tan dulce como otras, está hecha con jerez y, como es habitual en la Ciudad de los Palacios, el perejil es un adorno y lo trae en pocas cantidades.
De lo estético, se extraña la blancura de la nogada original que recuerda al blanco de la bandera y se apuesta por el verde en la presencia del chile poblano.
La receta es interesante, en especial para recordar esos Chiles en Nogada de las abuelas del entonces Distrito Federal de la década de los ochenta y noventa.
Una grata experiencia, muy chilanga.
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